La oscura realidad del Delivery

El Delivery de alimentos ha experimentado un crecimiento acelerado (se escucha por doquier), desordenado y hasta abusivo (empieza a escucharse cada vez más); que si bien ha contribuido a mantener a flote a algunos negocios, no ha retribuido en la misma medida (en que se han beneficiado las plataformas tecnológicas) al mejoramiento de las condiciones de los repartidores ni a la economía de los restaurantes.

En la práctica, las aplicaciones de servicio de entrega de alimentos (Delivery) obtienen un importante porcentaje del ticket de venta que debe absorber el restaurante o bien incrementar sus precios. Por otro lado, los repartidores también entregan una parte de lo que se cobra al consumidor por llevarle la comida y cada día ven cómo sus ganancias son menores, mientras que la cantidad de servicios y exigencias de tiempos de entrega se incrementan, al igual que los riesgos y sus costos.

No es de extrañarse que muchos dueños de restaurantes y pequeños comercios continúen trabajando con las aplicaciones más conocidas; porque de un modo u otro no pueden ofrecer por sí mismos la funcionalidad y marketing que incluyen; pero cada día buscan canales de ventas que les permitan saltarse los elevados costos se les imponen. Basta observar que mientras que un taco cuesta por ejemplo $ 25 en las Apps, puede comprarse a solo $ 18 si se pide por teléfono o a través de las redes sociales del mismo establecimiento.

Por su parte, los repartidores se alían con los negocios de manera individual quedando a merced de la oferta y demanda  para completar sus ingresos con las entregas “por fuera” de las aplicaciones.

Mientras tanto, las aplicaciones con elevadísimos costos operativos y sobretodo ejecutivos (por no decir inflados), recién en el año fiscal 2020 pudieron en algunos casos, entregar resultados financieros con utilidades y no con pérdidas como había venido ocurriendo en años anteriores a pesar del aparente auge.

Se puede comprobar revisando los estados financieros de Uber (empresa pública): https://finance.yahoo.com/quote/UBER/financials/

(Particularmente yo no compraría sus acciones)

En este contexto, es obvio suponer que el mercado deberá corregirse y encontrar mecanismos más justos y sostenibles para prestar un servicio que se ha vuelto indispensable.

Existe una elevada demanda del servicio y muchísimos negocios y personas interesadas en ofrecerlo, las posibilidades de generar utilidades siempre han estado ahí y continúan creciendo, pero debemos reformular el modelo.

Probablemente el problema haya sido dejar de lado la máxima: Ganar-ganar teniendo presente que si bien la plataforma tecnológica debe obtener un beneficio, también debe ser lo suficientemente eficiente como para que pueda hacerlo sin el detrimento de los demás actores de la ecuación: Restaurantes, repartidores y consumidores.

Hoy mismo ya existen alternativas que pueden ayudar a los pequeños comercios y a los repartidores a implementar un servicio de entrega a domicilio de primer nivel, justo y conveniente para todos. Un modelo sinérgico en donde la comisión deja de ser un asfixiante porcentaje y se transforma en una cuota fija y la plataforma tecnológica vuelve a ser lo que nunca debió dejar de ser: El aliado de todos, al servicio de todos sin convertirse en el amo de nada.

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